La linde noroeste del río Guadalmedina cobija una pieza arquitectónica de
gran valor, como es la alcubilla que conducía el agua proveniente del acueducto
de San Telmo. Uno de los lienzos de esta fábrica ha sido el escogido para adosar
un retablo cerámico de los Santos Patronos, con una doble función decorativa e
informativa. Pasadas las 13 h, y ante la presencia de las imágenes sobre una
carreta tirada por bueyes, tenía lugar la bendición por parte del delegado de
hermandades y cofradías, Francisco Aranda, siendo descorrida la cortinilla (con
alguna que otra dificultad) por el concejal de Cultura, Damián Caneda, en
presencia del hermano mayor de la Congregación, Antonio Domínguez, el presidente
de la Agrupación de hermandades de gloria, Sebastián Martín, y el numeroso
público congregado, todo ello con los sones musicales de una panda de verdiales
y la presencia en bronce de la estatua de la Madre Petra, justo al lado del
colegio San José de la Montaña.
Se trata de un mosaico de 0,90 x 1,05 m, con la firma del horno malacitano
de Daniel García Romero, que insiste en su sello particular de innovar en el
diseño de cada uno de sus trabajos, sus peculiares brillos y colores y un
minucioso estudio previo de toda la composición. El retablo destaca por los
tonos amarillos de la cenafa decorativa , presentada a partir de dos sólidas
columnas, en cuyos plintos figuran las fechas de fundación y reorganización de
la congregación, así como la heráldica de la ciudad y de la Iglesia malacitana,
con una silueta de Santa María de la Victoria, Patrona de la ciudad. El eje
central viene basado en la torre de la parroquia de los Mártires, desde cuya
linterna parten las palmas del martirio que son asidas por Ciriaco y Paula, en
una visión más estilizada que los iconos originales, captando la esencia
piadosa y de ensimismamiento de las dos efigies. En la base de la torre se
inscribe la heráldica de la corporación así como una tarjeta con la leyenda
alusiva al homenaje de la ciudad a sus Patronos, motivado por el hecho de que
los azulejos son de financiación municipal.
El mosaico, como comentamos, tiene una doble función, ya que se ubica en el
entorno del martirio, pero sobre todo dignifica un espacio como el de la
alcubilla, que siempre ha sido víctima de pintadas y de una dejadez endémica,
que seguro los congregantes de los Patronos se encargarán personalmente de
mantener en perfecto estado de revista. Además,
hay que recordar que este trabajo tiene un cariz especial para su autor, ya que
su realización coincidió con el fallecimiento de su madre, y así en una pequeña
filacteria entre nubes y pájaros queda grabado casi de manera ilegible en la
altura la frase Te quiero mamá y sé que me
cuidas desde el cielo.
Sin duda hay que felicitar tanto a la
Congregación como al ceramista, a la espera de que nos sorprendan con otro mural
vidriado, quizá en la céntrica calle Santos, cuyo nomenclátor alude a estos dos
históricos personajes malagueños que dieron su vida por no renunciar a su fe,
hecho que se recuerda en este 2013, Año de la Fe.
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