domingo, 9 de septiembre de 2007

Miles de malagueños se echaron a la calle para acompañar a María Santísima de la Victoria, que lució imponente en su trono de procesión adornado con lirios blancos

JOSÉ ANTONIO SAU.
MÁLAGA
El gentío se agolpaba expectante en las inmediaciones del Patio de los Naranjos de la Catedral, cuando al filo de las ocho de la tarde el trono de Santa María de la Victoria se echaba a la calle bajo los sones del himno nacional. La Virgen, patrona de la ciudad, lucía imponente sobre su trono de procesión, exornado con nardos blancos. La ofrenda floral efectuada por la corporación municipal por la mañana, en el que predominaban las azucenas victorianas, también contribuyó a dar un punto más de luz a la escena. La patrona de la ciudad fue aclamada en su salida por miles de personas, que no querían perderse uno de los actos cofrades de Málaga por excelencia.En la misma mañana de ayer, una multitudinaria misa celebrada en la Catedral y oficiada por el obispo, Antonio Dorado Soto, ya presagiaba lo que ocurriría por la tarde: Málaga se volcó con su patrona.Entre aplausos y vítores, la Virgen se fue abriendo paso entre el gentío bajo los sones de la marcha `Málaga a su Virgen de la Victoria´, interpretada magistralmente por la banda de música de la cofradía de la Expiración, que cumplía ayer su decimoquinto aniversario tras la imagen de Málaga. Impresionante la estampa del trono, mecido al ritmo de la marcha victoriana y envuelto en incienso, con los cuatro arbotantes encendidos.La mecida, dignamente dirigida por el mayordomo de trono, era acompasada y serena, y la curva que da entrada a la calle Santa María se tomó con dulzura, al ritmo de las palmas de los malagueños.Las flores no cesaron de caer sobre el trono durante todo el recorrido, mientras en la cabeza de procesión la banda de cornetas y tambores de Bomberos anunciaba la llegada de la Virgen. En mitad del desfile iba integrada la Banda Municipal de Música.Ayer fue un día de conmemoraciones. De hecho, es la última procesión de José Atencia como hermano mayor de la Real Hermandad de Santa María de la Victoria y, muy posiblemente, será también el último desfile que presida el obispo de Málaga, quien por la mañana, durante la misa, efectuó una homilía centrada en la importancia de la figura mariana dentro de la devoción cristiana.La Virgen de la Victoria fue magistralmente mecida durante todo el recorrido por 160 hombres de trono, más 12 que iban bajo la mesa. Además, la Hermandad sacó ayer a la calle el estandarte del siglo XIX para conmemorar el quinto centenario de la muerte de San Francisco de Paula, el santo que soñó que la ciudad caería rendida a los Reyes Católicos en tres días.Aunque la Virgen entró en la ciudad con Isabel y Fernando, no fue nombrada patrona de la villa hasta mediados del XIX. En la procesión, participó una delegación de la ciudad alemana de Passau, con la que Málaga está hermanada desde hace 20 años. Los alemanes procesionaron con el pendón de su ciudad. Además, el trono estrenaba ayer dos imágenes, una de San Joaquín y otra de Santa Ana, elaboradas por Juan Vega Ortega.Uno de los momentos de esplendor fue cuando el cortejo llegó a la calle Larios, donde la Virgen lució imponente en la vía más mítica de Málaga. Pasadas las once de la noche, la procesión llegó hasta el Santuario de Santa María de la Victoria, basílica menor desde el pasado mes de mayo.

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